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martes, 24 de noviembre de 2015

Me contó mi mamá

Era una mañana entre febrero y marzo de 1977. Mi mamá acababa de despedir a mi papá que salía a trabajar, yo, primogénita, con un mes de vida, dormía.  Todo seguía su rumbo normal, cuando se escucha que tocan fuertemente la puerta. Eran los militares que acostumbraban requisar casas. Obviamente, con tanto alboroto me desperté llorando, mi mamá hizo pasar a los uniformados y le pidió a uno de los soldados, el más joven, que por favor me tuviera hasta que ella pudiera prepararme una mamadera.  Empezaron a revolver todo, estuvieron un rato y se encontraron con una puerta cerrada, ahí dormía mi bisabuela, abrieron, miraron muy por arriba y se fueron, me devolvieron a los brazos de mi mamá y volvió la calma.

Siempre me dijeron que mi familia se salvó de milagro. En ese cuarto había un armario lleno de libros “prohibidos”, panfletos, etc., que nos hubieran costado la vida.

A raíz de este suceso, mi papá calmó sus ansias de revolución y se dedicó a cuidarnos. Ya había visto desaparecer a vecinos y amigos, es así que lograron callarlo.

Yo, por mi parte, siempre sentí  algo especial  por aquellas mujeres que buscaban a sus hijos y nietos. Podría haber sido otra mi historia y ser una de las tantas personas que esperan, quizás sin saberlo, que el tiempo y la justicia sigan su camino y encontrarse con sus raíces, con su identidad…

Gracias a Dios mi relato tiene un final feliz, quizás tuve la suerte de ser confiada a un “jovencito” que tenia, según recuerda mi mamá, cara de asustado, quizás fue la inocencia  y tranquilidad con que fueron recibidos, quizás era mi destino…

Lamentablemente no todos tuvieron la misma suerte…